
Moda y surrealismo
La moda siguió adelante con los diseños surrealistas como este abrigo, creado por el nuevo talento que, al igual que Bugatti, se trasladó a París desde Italia. Hablamos de la legendaria Elsa Schiaparelli. Elaborado en lana y con ribetes que presentan una textura creada con moldeado al calor, esta pieza es un perfecto ejemplo de la dicotomía elegante y lúdica que caracterizaba sus diseños.
Procedente de una familia bien acomodada, Schiaparelli tenía un gran estilo y apreciación artística. Experimentando siempre con texturas y formas, también colaboró con los grandes artistas del momento y vistió a personalidades como Wallis Simpson.

Se rumorea que una visión opuesta de lo que significaban la moda y la elegancia le lograron una enemistad con una conocidísima diseñadora coetánea, y con la que hoy comparte sala en el museo, Gabrielle “Coco” Chanel.
Cabría destacar también que Elsa Schiaparelli fue la una de las pioneras en presentar desfiles tal y como los conocemos, en que la piezas, las modelos y la decoración del espacio colaboran para crear toda una escena, de modo que el desfile deja de ser un mero desfile y pasa a ser una breve representación teatral. Concepto que se seguiría explotando y desarrollando hasta alcanzar su culmen en los 90s/00.

Elsa Schiaparelli, nacida en Roma en 1890, fue una de las diseñadoras más vanguardistas de su época, conocida por su espíritu audaz y su vínculo con el movimiento surrealista.
Durante esta década, colaboró con artistas como Salvador Dalí, creando piezas emblemáticas como el sombrero-zapato y el vestido langosta. Su enfoque rompedor, que combinaba arte y moda, posicionó a Schiaparelli como una figura clave en la alta costura, desafiando la estética tradicional con humor, ironía y sofisticación.







